Las diosas de la mujer madura: Arquetipos femeninos a partir de los cincuenta

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Las diosas de la mujer madura: Arquetipos femeninos a partir de los cincuenta

Paperback(Spanish-language Edition)

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Overview

In the face of the cultural myth that women fade away as they age, this book offers an historical look at women's potential to transform the third phase of their lives into one of wholeness and personal integration. This Jungian perspective on the mature woman looks to Greek, Egyptian, and Asian mythology for powerful archetypes of women in the third stage of life. The mythic origins of goddesses such as Metis, Sophia, Hecate, and Hestia are explored in order to illustrate how their intellectual, mystical, spiritual, intuitive, or meditative attributes can help women to forge more meaningful lives.


Después de los cincuenta años, la mujer entra a la tercera etapa de su vida—la que normalmente no es respetada por la cultura popular. En contra del mito cultural que la mujer se apaga con maduración, este libro propone que las mujeres tienen la capacidad de trasformar la tercera etapa de sus vidas en una de unidad e integración personal. Esta perspectiva de la mujer usa los mitos de Grecia, Egipto y Asia como los arquetipos de mujeres maduras. Los orígenes de las diosas Metis, Sophia, Hecate y Hestia son discutidos para ilustrar como sus características intelectuales, místicas, espirituales, intuitivas o meditativas pueden ayudar a las mujeres a crear sus propias vidas significantes.

Product Details

ISBN-13: 9788472455320
Publisher: Editorial Kairos
Publication date: 04/01/2006
Edition description: Spanish-language Edition
Pages: 320
Product dimensions: 5.00(w) x 8.00(h) x 0.70(d)
Language: Spanish

About the Author

Jean Shinoda Bolen, MD, is a Jungian analyst, a clinical professor of psychiatry at the University of California–San Francisco, and the author of Crones Don't Whine, Goddesses in Every Woman, Gods in Every Man, and The Millionth Circle. She lives in Mill Valley, California.

Read an Excerpt

Las Diosas de la Mujer Madura

Arquetipos Femeninos a Partir de los Cincuenta


By Jean Shinoda Bolen, Silvia Alemany

Editorial Kairós

Copyright © 2003 Editorial Kairós, S.A.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-7245-532-0



CHAPTER 1

LA DIOSA DE LA SABIDURÍA PRÁCTICA E INTELECTUAL

Metis en el vientre de Zeus


Cada uno de los arquetipos de las diosas de la sabiduría tiene una sabiduría distintiva y particular. La de Metis se centra en el mundo tangible y de la experiencia. Para una mujer cuyo arquetipo de anciana sabia es Metis, lo que haga con la mente, o con la mente y las manos, lo hará con toda su alma. Metis traslada la sabiduría que ha adquirido de la vida a su oficio. Es la personificación de los distintos modos aplicados del conocimiento y la acción. Es una experta que va más allá de dominar técnicamente un arte o una práctica. Metis connota la habilidad de comprender una situación de forma intelectual y actuar con sabiduría y pericia. Cuando se aúnan el trabajo y la sabiduría más profunda de una mujer, Metis es el arquetipo de mujer sabia a la que aquélla toma por modelo. Metis fue una diosa preolímpica de la sabiduría, quien tras ser acosada por Zeus se convirtió en su primera esposa. Fue ella quien proporcionó a Zeus los medios gracias a los cuales el dios pudo llegar a gobernar todas las divinidades desde el monte Olimpo.

En griego, la palabra metis, que deriva del nombre de la diosa Metis, vino a significar "sabio consejo" o "sabiduría práctica". Podemos pedir metis para llevar bien la casa, sabiendo que lo que a otros les parece mera destreza en realidad consiste en la creación de armonía. En un estudio o un piso metis es más que la suma de habilidades que adquirimos y de las cuales nos apropiamos, se convierte en un proceso alquí-mico a través del cual puede llegar la inspiración. Si eres médica, metis se convierte en parte de tu perspicacia clínica. Si trabajas en el campo de los negocios, la política o el derecho, tu sabiduría te ayuda a llevar un rumbo inteligente, a llegar al meollo de la cuestión, a resolver conflictos a través de la mediación y el diálogo y a alcanzar resultados satisfactorios para ambas partes en lugar de ganar a costa de la otra. En este sentido metis es una forma de diplomacia con una perspectiva lo bastante amplia que permite encontrar soluciones que convenzan a todos. Para un erudito la sabiduría de metis es una forma de pensar creativa y perspicaz que ofrece la posibilidad de observar una pauta determinada en una investigación o encontrar una explicación a la evidencia. Si la sabiduría de Metis aumenta o se intensifica en el transcurso de nuestra vida, entonces metis será un atributo de la edad madura.

En el campo creativo o artístico pienso en metis como la más pura y misteriosa inspiración divina, que transforma a un intérprete hábil técnicamente en un artista o a una obra en una obra artística. Es muy probable que eso mismo le suceda a un artesano, un artista, un actor o un músico que haya llegado a dominar el medio, el instrumento o el oficio y que parte de un intenso sentimiento arquetípico que conmueve a los demás. Es entonces cuando el trabajo o la actuación tienen el poder de provocar que la gente reaccione con una intensidad equivalente.


La diosa Metis

Metis era hija de dos titanes: Tetis, la diosa de la luna, y Océano, cuyo reino era una extensa masa de agua que rodeaba la tierra. Como titán, formaba parte de esa vieja orden dominante de divinidades que Zeus intentaba derrocar. Él la perseguía y ella huía, transformándose en múltiples formas para escapar de él. Al final, Zeus la atrapó y la convirtió en su primera esposa.

Zeus necesitaba liberar a sus hermanos, tragados por Cronos, si deseaba derrotar al dios y a los titanes poderosos. En el pasado Cronos había derrocado a su padre, Urano, el cual había gobernado antes que él, lo había castrado y le había arrebatado el poder. Sin embargo, como Cronos temía que su mujer Rea pariera un hijo que le hiciera lo mismo que él le había hecho a su padre, en previsión de tal eventualidad se fue tragando a todos sus hijos tan pronto iban naciendo. Cuando hubo engullido los cinco primeros y Rea todavía llevaba en su seno a Zeus, la diosa decidió salvar a su hijo a toda costa. Escondió a la criatura en una cueva nada más nacer y, en su lugar, envolvió una piedra con unos pañales. Esto engañó a Cronos, quien, en su precipitación, se tragó la piedra en lugar de a Zeus. Años más tarde fue el consejo de Metis el que hizo posible que Zeus triunfara. Ideó la diosa un plan para ponerle a Cronos un vomitivo en una bebida endulzada, y el titán regurgitó una piedra, dos hijos y tres hijas, quienes por aquel entonces ya habían crecido y supieron mostrarse agradecidos a Zeus. Sus hermanos, Poseidón y Hades, estaban preparados para luchar con Zeus contra los titanes, y después de ganar a otros aliados y tras una guerra de diez años, éste venció a los titanes y derrocó a Cronos. El dios de los dioses mató a su padre con un rayo.

Cuando Metis estaba embarazada de Zeus, un oráculo de la tierra le dijo al padre que ese hijo sería una niña, y que si concebía de nuevo, Metis daría a luz a un hijo cariñoso que lo suplantaría. Para librarse de esta posibilidad, Zeus se acercó a Metis con astucia y zalamería para seducirla y distraerla. Consiguió llevarla al lecho, donde la engañó para que se hiciera pequeña y se la tragó. Éste fue el final de Metis en la mitología clásica, si bien más tarde Zeus afirmaba que ella le aconsejaba desde su vientre. Por consiguiente, el dios la incorporó a su persona y tomó sus atributos y su poder como propios, incluyendo el parto. Zeus alumbró a Atenea por la cabeza, ilustrando la situación de esos adultos que no recuerdan haber tenido una madre.

Mi sinopsis preferida sobre la diosa Metis la relató He-síodo, un poeta que vivió entre la segunda mitad del siglo VII a. de C. y el primer cuarto del siglo VII a. de C, en la Teogonía, un poema épico sobre el nacimiento de los dioses y una cosmología que habla de los orígenes del universo. El tema principal de la Teogonía es la historia de los avatares de Zeus hasta convertirse en dios supremo, aunque la mayor parte del poema se centra en las diosas madres. Dado el carácter ferozmente patriarcal de la sociedad de Hesíodo, la Teogonía es un testimonio notable de la tenacidad de los mitos que persisten incluso cuando las religiones anteriores o la historia más antigua ya han sido olvidadas.


Metis engullida como metáfora personal

La historia de Zeus y Metis es la recapitulación de la vida de muchas primeras esposas de hombres que han conocido el éxito. Estas mujeres proporcionaron los medios y la estrategia a través de los cuales su Zeus en particular llegó a la cima para después verse tratadas como Metis. En esta situación arquetí- pica, metafóricamente la mujer es hija de titanes, y un miembro de la clase a la que su marido aspira en el terreno social y económico o incluso una persona a quien aspira a suplantar si, al igual que Zeus, posee ambiciones dinásticas. Es posible que ella haya recibido una educación mejor y que incluso sea más inteligente que él. Puede que tenga más dinero o pueda acceder a él con mayor facilidad. Por otro lado, es posible también que esa mujer cuente con la facultad de proporcionarle recomendaciones, ideas y estrategias para que su cónyuge pueda alcanzar sus objetivos. Sin embargo, cuando las ambiciones del marido se ven cumplidas gracias a su ayuda y la esposa termina implicándose en la casa y los hijos, disminuye considerablemente el papel decisivo que ha representado en el éxito de su esposo y la importancia en la vida de su pareja. De este modo se ve disminuida, "convertida" en insignificante y "tragada," al apropiarse él de sus atributos, ideas y recursos. Tras el divorcio, y una vez él ya ha vuelto a casarse, al igual que la diosa Metis, ella desaparece socialmente. En la novela Todo un hombre, de Tom Wolfe, se describe intensamente está invisibilidad adquirida a través del retrato de Martha, la cual se convierte en "la mujer superflua" una vez que Charlie Cro-ker se divorcia de ella después de veintinueve años de matrimonio para casarse con una mujer a la que le dobla la edad.

Cuando las ideas o el trabajo creativo de una esposa se le atribuyen al marido, nos encontramos ante otra versión de la Metis engullida. Por lo general, la mujer no goza del reconocimiento público. Por muy decisiva que fuera la contribución de la esposa de Albert Einstein a las teorías de su esposo, seguimos sin conocerla, y, sin embargo, ella era una brillante estudiante de física cuando se conocieron. Will y Ariel Durant trabajaron juntos en Historia de la civilización; con todo, el nombre de ella como coautora no apareció hasta el séptimo volumen. En los tiempos en que era imposible que a una mujer pudieran valorarla por su intelecto, sus ideas debían atribuirse a un hombre o llevar el nombre de un hombre.

Este mismo modelo se encuentra en toda clase de ambientes de trabajo, cuando un Zeus se apropia del trabajo o de las ideas de mujeres a las cuales se considera ayudantes del hombre importante. En Molecules of Emotion, la doctora Candace Pert narra que eso le sucedió a ella. Pert desempeñó un papel fundamental en el descubrimiento de los receptores de opiáceos y endorfinas, hallazgo por el cual su mentor y dos investigadores masculinos recibieron el premio Lasker, que sigue en prestigio al premio Nobel. Dado que un amplio porcentaje de los ganadores del Lasker acaba ganando el Nobel, se le cerrarían las puertas a ese destino. Ahora bien, Pert no guardó silencio sobre su crucial contribución, y más tarde fue nominada también para el premio Nobel; tras un largo y acalorado debate, se concedió el premio a otro descubrimiento. La decisión de Pert se vio influenciada por la experiencia de Rosalind Franklin, una científica brillante que proporcionó el crítico eslabón de la cadena de razonamientos que permitió a Francis Crick y a John Watson mostrar que la estructura del ADN era una hélice doble, por lo cual recibieron el premio Nobel en 1962. Rosalind Franklin guardó silencio y murió de cáncer pocos años después. Las investigaciones de Pert sobre la conexión entre las emociones y las enfermedades aclaran las razones de su comentario: «Tengo la sensación de que si no hubiera hablado, estaría sacrificando mi amor propio y mi dignidad, por no hablar de la posibilidad de caer en una fantástica depresión o, ya puestos, tal vez de contraer un par de cánceres por el camino».

No obstante, tenemos otro ejemplo de Metis engullida cuando una organización creada y alimentada por una mujer, la cual se había dedicado en cuerpo y alma a mantenerla, la ocuparon hombres para darle un mayor prestigio o rendimiento una vez consolidada. Un caso muy significativo fue Médicos a favor de la Responsabilidad Social, fundada por Helen Caldicott, doctora en medicina. Cuando la organización ganó el Nobel de la Paz, Caldicott no se encontraba en el escenario para recibir el premio que tanto merecía, puesto que por obra y gracia de la política interna se había convertido en una figura irrelevante. Ni siquiera la invitaron a formar parte del público. Los directores masculinos de este grupo que tanto había crecido fueron quienes recibieron el premio.


La identificación de Atenea con el patriarcado

Tragándose a Metis y con el inusual nacimiento de Atenea, Zeus establece una pauta de conducta que Apolo citará en la primera escena de la literatura occidental, que transcurre en una sala de justicia. En la Orestíada de Esquilo, Orestes mata a su madre para vengar el asesinato de su padre. Apolo, hablando en su defensa, niega la primacía de los lazos de sangre maternales, argumentando que la madre es tan sólo aquella que nutre la semilla plantada por el padre. Como prueba de que la madre carece de importancia, el dios señala a Atenea y cuenta que ella ni siquiera nació de un útero materno. La parte contraria son las furias vengadoras, las cuales ven el matri-cidio como uno de los crímenes más atroces. Las furias afirman que los dioses más jóvenes han derogado sin piedad las leyes de la vieja generación de divinidades al dejar escapar a un matricida.

Doce atenienses escuchan los alegatos, deliberan y la votación termina en empate. Entonces Atenea da el voto decisivo. Puesto que Atenas es su ciudad, ésa será su prerrogativa. La diosa secunda el punto de vista masculino de los olímpicos que defiende Apolo y deja en libertad a Orestes. Antes del patriarcado la madre era la progenitora que revestía mayor importancia, por encima del padre; después del patriarcado, los derechos del padre pasaron a ser preponderantes. En la obra este juicio simboliza la consolidación de la superioridad masculina. Se retrata a las furias como brujas enfurecidas de negras vestiduras, unas ancianas a las cuales, tras el juicio, Atenea transforma en las "bondadosas," las euménides de purpúreas vestiduras. La trilogía termina con una procesión triunfante que conduce a las diosas, que ahora son venerables y dulces ancia-nitas, a su nuevo hogar.

Atenea era la diosa griega de la sabiduría y la hija del padre arquetípica. Si bien se le dio el título de diosa de la sabiduría, que ostentaba su madre Metis, no recordaba haber tenido nunca una madre. Atenea era una guerrera armada y una estratega defensora de los héroes que nunca perdió la cabeza en el calor de la batalla. Favorecía a héroes griegos como Aquiles y Perseo, y también a Ulises, y a todos ellos daba consejos o armas, o bien les ayudaba con engaños para proporcionarles una ventaja estratégica.

Cuando Zeus alumbró a Atenea, sus dolores del parto adoptaron la forma de unas migrañas terribles; Hefesto, el dios de la forja, usó una hacha de doble filo para abrir un paso por el que Atenea pudiera salir de la cabeza de su padre. La diosa nació como una mujer completamente adulta que vestía una armadura dorada, portaba una lanza y anunciaba su llegada con un poderoso grito de guerra. Cuando puso los pies en el suelo, el monte Olimpo tembló. Inmediatamente ocupó un lugar a la derecha de su padre, se convirtió en su favorita y en la única divinidad olímpica a quien el dios de los dioses confió sus símbolos de poder.

Zeus, como arquetípico jefe supremo, puede "dar a luz" una mujer introduciéndola en una organización. El grito de guerra de Atenea puede que no sea audible desde las cumbres olímpicas contemporáneas, y su armadura dorada quizá sea su fama y su currículum, pero el mensaje es el mismo: ha llegado Atenea y Zeus es su mentor.

Durante las tres últimas décadas del siglo XX las mujeres han disfrutado de magníficas oportunidades para penetrar en los bastiones del poder corporativo, político, académico o profesional. Las mujeres que, como la diosa Atenea, muestran una afinidad con los mentores masculinos en aquellos ámbitos donde poseer una mente de estratega es una ventaja, se han beneficiado enormemente del movimiento feminista. Sin el feminismo, en la actualidad no habría dos juezas en la Corte Suprema, ni una ministra. Sin embargo, cuando el arquetipo de Atenea es el que predomina en una mujer, especialmente en una joven, esa persona se comporta más como una hija de su padre que como una hermana para las demás mujeres. Ahora bien, esta postura empieza a flaquear a medida que la mujer se aproxima al tercer estadio de su vida. Si se acuerda de Metis, comprenderá lo que ocurrió a la divinidad femenina y a las mujeres (y empezará a identificarse con ellas en lugar de con los hombres). Si incorpora en su ser a Metis, será más equilibrada y completa.


Avivando el recuerdo de Metis

Atenea recupera el recuerdo de Metis cuando las "hijas del padre" crecen psicológicamente sin identificarse con las actitudes patriarcales y misóginas hacia las mujeres y los valores femeninos. Dado que son mujeres brillantes, han seguido una buena educación, se muestran ambiciosas, poseen la mente que se requiere para trabajar en su campo y sienten una afinidad con los hombres que detentan el poder, se consideran excepcionales y, a menudo, miran con desprecio a las mujeres que, o bien no tienen sus aspiraciones, o bien carecen de su habilidad para el éxito. Si en alguna ocasión llegan a recordar a Metis, será porque primero han desarrollado la capacidad de relacionarse con otras mujeres y ya no se identifican con el arquetipo de la hija de su padre, ni muestran una lealtad inquebrantable con la jerarquía. A menudo esto sólo sucede tras sufrir un gran desengaño con mentores y colegas masculinos, o bien con los principios que inspiran a una institución. A medida que una mujer atenea va envejeciendo, va sintiéndose más dispuesta a realizar este cambio.


(Continues...)

Excerpted from Las Diosas de la Mujer Madura by Jean Shinoda Bolen, Silvia Alemany. Copyright © 2003 Editorial Kairós, S.A.. Excerpted by permission of Editorial Kairós.
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Table of Contents

Contents

Introducción: Cómo llegar a ser una mujer mayor y esplendorosa,
Parte I: SU NOMBRE ES SABIDURÍA,
La diosa de la sabiduría práctica e intellectual,
La diosa de la sabiduría mística y espiritual,
La diosa de la sabiduría psíquica e intuitive,
La diosa de la sabiduría meditative,
Parte II: ELLA ES SABIA ... CUANTO MENOS,
Las diosas de la ira transformadora: su nombre es indignación,
Las diosas de la risa curativa: su nombre es alegría,
Las diosas de la compasión: su nombre es bondad,
Parte III: LA MUJER ES UNA DIOSA QUE ENVEJECE: A PROPÓSITO DE LAS DIOSAS DE CADA MUJER,
Artemisa, la diosa de la caza y la luna,
Atenea, la diosa de la sabiduría y las artes,
Hestia, la diosa del hogar y el templo,
Hera, la diosa del matrimonio,
Deméter, la diosa de las cosechas,
Perséfone, la doncella y la reina del mundo subterráneo,
Afrodita, la diosa del amor y la belleza,
Parte IV: LA MUJER ES UN CÍRCULO,
Los círculos de mujeres sabias,
Conclusión: A modo de tercer acto,
Notas,
Bibliografía,

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